Cuando un edificio se derrumba lo primero que se comenta es
sobre los análisis que realizarán los técnicos en cuanto al deterioro y
caducidad de los materiales que se utilizaron en la construcción del edificio.
Asimismo cuando uno observa su entorno se da cuenta de cómo los distintos
elementos que nos rodean se van modificando con el paso del tiempo , los
cambios de temperatura , la humedad y el uso ; los metales se oxidan, las
maderas se pudren, el cemento o yeso se agrieta, la tierra se erosiona por el
efecto climatológico y así un largo etcetera.
Con los cuerpos ocurre algo parecido, los “materiales” de
los cuales estamos hechos, las células también sufren un deterioro en función
de la utilización, los nutrientes y los
cuidados que le proporcionemos.
Además del factor genético que podemos arrastrar a la hora
de envejecer de una u otra manera, los alimentos, el ejercicio , la salud
emocional y el entorno influyen de una manera muy importante en el desgaste de
nuestro material orgánico: el cuerpo.
Una buena higiene, alimentación equilibrada , utilización de
productos de belleza de calidad, deporte moderado y estar satisfecho con el
trabajo y entorno social y afectivo son la base de una salud celular deseada.
El buen mantenimiento del interior y exterior del cuerpo no
se consiguen de un día para otro, se asemeja al mantenimiento de un vehículo,
si no se hace de forma correcta y regular un día te puede dejar tirado en la
carretera….
No creo en las dietas milagro, tampoco en los productos
“espectaculares” ni en los tratamientos que producen un efecto “wow”
instantáneo y que a la larga tienen un efecto rebote que nos deja en peor
estado de cuando empezamos con él.
Sinceramente no me fío demasiado de los aparatos que
producen efectos choque sobre el organismo, no hay estudios de las
consecuencias que pueden tener las altas temperaturas o las distintas
frecuencias eléctricas en el comportamiento
de las célula a largo plazo. Así como hay tratamientos que solucionan de forma
pasajera la celulitis o retención de líquido a corto plazo y que en breve
resultan perjudiciales para la zona tratada; incremento del edema y la
retención de líquidos, flaccidez del tejido y rotura de capilares.
Es importante ponerse en manos de profesionales preparados y
con experiencia a la hora de someterse a cualquier tratamiento de estética.
Hasta los cuidados más básicos como la depilación ha de ser realizada por una
experta y con los productos más adecuados para cada caso. He conocido casos de
mujeres que han quedado marcadas de por vida por una mala praxis al ser
depiladas, con quemaduras en el labio superior que se convirtieron en una
mancha oscura semejante a un “bigote” o quemaduras al ser depiladas con un
láser que no estaba siendo utilizado por la persona formada para su uso.
Para los cuidados específicos de belleza internos (dietas,
salud alimentaria, problemas o dudas referentes a subidas o bajadas de peso) podemos
asesorarnos con un nutricionista o endocrino.
Para los cuidados de belleza generales – depilación,
tratamientos faciales, pedicura, permanente y tinte de pestañas, peelings e hidrataciones corporales,
flaccidez, tonificación, etc – es
conveniente ponerse en manos de un especialista en estética facial y corporal .
Para masajes, drenaje linfático y dolores musculares las
manos de un buen fisioterapeuta son indispensables.
Para tratamientos específicos de cirugía estética y plástica
y distintos tratamientos con láser es importante acudir a un médico
especialista en ello.